Casi todas, supongo, almacenamos decenas de objetos en nuestros cajones y armarios que duermen el sueño de los justos. En ocasiones simplemente los cambio de sitio y no me atrevo a tirarlos, y ahí permanecen sin uso durante otras temporadas más. Este verano organizando mi equipaje descubrí una cartera de mano hecha en raso que adquirí en ZARA hace más de 10 años. Su sencillez y el color negro prolongaron su estancia en mis estanterías; siempre crees que volverás a utilizarla. Pero pese a que podía encajar con todo allí seguía..era algo «insulsa».
Me reconozco muy «trastera», quizá se deba a mi trabajo, con el que nunca se sabe qué puedo necesitar a la hora de decorar mesas, escaparates, o hacer talleres de reciclado de complementos. También saco tiempo, aunque no sé de dónde, para seguir creando bisutería (las más de las veces por encargos que recibo), y todo ello es quizá lo que me impulsa a almacenar y a veces a adquirir piezas cuyo destino final nunca me atrevo a predecir..pero ahí siguen.
Localicé un borlón comprado en unas rebajas de ZARA HOME hace tres temporadas. El precio irrisorio: 0,50€. El modelo era ¡¡tan bonito!! ..una cuenta tallada negra y cientos de flecos en pajilla del mismo color y que podéis ver en la imagen.
Mi imaginación obró el milagro.. ¿y si la añado a la cartera y le doy nueva vida? pero.. ¿Cómo?..
Le di la vuelta y pensé que sería perfecto poderlo quitar y poner a mi antojo.. era tan espectacular el borlón, que podía darle muchos usos más. Y así se me ocurrió realizar una especia de botón que cosería al reverso del bolsito, y ajustar a él la tira con la que estaba rematado. El resultado me gustó tanto..que os lo traigo como muestra de que la imaginación como dijo Einstein, es más importante que el conocimiento. Y yo añado que también más que el dinero.
En épocas de medidas extraordinarias para ahorrar, hay que reinventar.
